Hip-Hop



A mitad de esta década de los ochenta nos encontramos ante un periodo que podríamos denominar como una fase de supervivencia. Cuando todo parece ya perdido con la MTA como dueña y señora de la situación y la Transit Police en plenitud de fuerzas, cuando los tags, throw ups y demás elementos empiezan a escasear de manera alarmante o bien están tan escondidos que nadie los ve, aparece el nuevo héroe de la película que rescatará al graffiti de esta oscura fosa. La explosión a mediados de los ochenta del movimiento Hip-Hop reaviva la llama de la neoyorkina cultura del writing. Esto anima de nuevo a los adolescentes. Todos quieren ser b-boys (seguidores del hip hop). Los writers acompañados ahora por losbreakers (bailarines de breakdance) y los Mc’s (cantantes de rap), están otra vez en el disparadero. Desde la Costa Oeste (California) llegan las noticias de la relativa facilidad para pintar trenes de mercancías, lo que animará a muchos escritores a coger sus latas (aunque muchos puristas neoyorkinos verán mal el graffiti en los mercancías).

B-boys frente a la pieza Wild style. Nueva york. 1980.




Trash train por Ces. Nueva York. 1996.

También fomenta la resurrección del writing de forma inconsciente el acto de que la MTA empiece a retirar vagones averiados (trash trains) a cocheras para chatarra en Brooklyn, lo que hace que los apasionados del metro vuelvan a la carga impulsados por la esperanza de revivir los viejos y mejores tiempos, o por el simple hecho de tener una foto con su pieza en un vagón de metro neoyorkino. Sea como sea el writing resurge de entre sus cenizas, aunque los viejos tiempos nunca volverán.

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