Supervivencia



Casi todas las piezas se realizaban en las diferentes cocheras de metro repartidas por la ciudad. Los escritores escalaban los muros, se colaban por las alambradas o saltaban las verjas. también accedían por los apartaderos subterráneos descendiendo a las vías por los andenes o caminando por la plataforma que cubre el carril conductor hasta llegar a los trenes estacionados.
Escritores accediendo a una cochera.



Los escritores podían acceder a estos lugares con relativa facilidad, hasta que en 1980 el ayuntamiento de Nueva York, ayudado por la transit Police Departament, decidieron con esta manera de expresión incrementando la vigilancia y los métodos de seguridad (muros más altos, dobles alambradas, perros, etc) en cocheras y apartaderos.


Dos policías de la época.
No contentos con esto, ese mismo año, y con motivo del 75 aniversario de la MTA, también se incrementó el control y mantenimiento de trenes, que eran inmediatamente lavados y repintados. Todo esto hizo disminuir en cierto modo las pintadas en el metro, aunque no conseguían acabar con ellas definitivamente. el futuro del graffiti era incierto, pero estos no eran los últimos problemas. Los fabricantes de pintura hicieron un spray de válvula fija desapareciendo así los pulverizadores gruesos, éstos según Caz: "haría que el graffiti retrocediera a su primera etapa, antes de que aparecieran las grandes pintadas". Otra opinión más optimista era la de Fred que afirmaba: "Los escritores encontrarán otras posibilidades, la tecnología juega un papel importantísimo. Sería dificil hacer throw ups y obras maestras o cualquier otra cosa salvo firmas con un spary fino, pero también se pueden cambiar los estilos. Los escritores siempre pueden inventarse otros nuevos que se adapten a los materiales de los que disponen... Tu espera y verás. El graffiti volverá a surgir otra vez".

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